Y no había querido darme cuenta, que no sólo me hacía daño a mí misma si no que mayor era el daño que le hacía a él.
No tuvo la culpa él de tener ese parecido físico con el primo Rojas, aquél que sólo unos días atrás me había desangrado el corazón, el que me dijo que me amaba con el alma y luego desapareció porque le fallé… (Maldita manía esta de desconfiar y reclamar más de la cuenta). No olvido el último mensaje de texto, esa noche en Spoon, mientras él me miraba fijamente y sus manos sudaban, nunca pude arrancarme la costumbre de revisar el celular para amargar los mejores momentos de mi vida – o los de los demás: Aunque nuestras vidas tengan rumbos diferentes te diré algo que será para siempre, Te quiero!. Guardé ese mensaje por mucho tiempo y el lo sabía… el vio ése y todos los demás.
El siempre supo que me pasaba las horas buscando en los rincones de este mundo, un cuerpo, una voz, un aliento, un abrazo, un calor, unos labios, una piel, y que lo que buscaba no lo encontraría en él!!. Se enteró del parecido con mi pasado y que aún así me entregué, comparando, imaginando, deseando, soñando, pero nunca amando. Creo que en algún momento le llegué a querer, aunque nunca supe en qué medida, ni tampoco puedo asegurar si fue solamente un cariño por todas las horas que estuvimos juntos, las experiencias que compartimos y aprendimos juntos, caminos que abrimos… Dios mío, fueron dos años!
Supongo que no fue mucho lo bueno que di por el, porque siempre hice lo que me dio la gana. Muchas veces le fui infiel, muchas veces le mentí, muchas veces le oculté y aunque el nunca me perdonara, siempre se quedó aquí entre mis brazos, pidiéndome que cambiara, rogándome que le amara. Yo le dejé quedarse. Error? Por supuesto!! Le robé su tiempo por mi puto miedo a la soledad, por no querer buscar más la sombra de aquel hombre, (que un año después pecó con su prima); por querer salir de este cuarto frío cada vez más lleno de humedad… Vaya suerte la mía!
Hace un año le dije que le amaba, que no podía vivir sin el… tal vez fue mi orgullo herido, por mi capricho, porque no quería que se fuera con aquella que había sido mi compañera y que por el ahora era mi enemiga. Cambié por el, lloré, sufrí, pero dentro mío siempre supe que el no era para mi, ni yo para el. Por qué no lo dejé irse cuando me lo pidió??
Por largo tiempo sangró mi corazón, por mi, por el, porque no podía más guardar esta mentira, porque ya estaban nuestros planes de vida en camino: primero la U, luego vemos la casa, el carro, la guardería para los niños… Pensaba dejarlo así, sin pensar. En todo este tiempo, no abrí mis puertas a las nuevas oportunidades, a los nuevos sentimientos, no escuché otras voces ni dejé tocar mi corazón por otras manos… Ni tampoco dejé que el lo hiciera. Es que si no hubiera sido tan cobarde, mi corazón no hubiera sufrido tanto ni le hubiera hecho tanto daño.
Hace poco un ángel se apareció en mi vida, y así pude darme cuenta de mi error y más que darme cuenta, fue aceptar la realidad. No lo amaba, y lo poco que sentía se había muerto poco a poco por su comportamiento en los últimos meses: todo lo demás era más importante y yo quedaba en lo más bajo de su lista de cosas por hacer. Es que el nunca supo que yo creìa que mi compañía era por compromiso, porque nunca supe cómo decirle que ya no quería estar con el, que no aprendí a amarlo de verdad, que nunca me hizo sentir mariposas en el vientre ni me hizo ver estrellas. Y cuando apareció aquél ángel que me hizo sentir todas esas cosas (aunque fueron efímeras) no las pude esconder, pues se notaban en el brillo de mis ojos y en el temblor de mis manos con sólo escuchar ese nombre.
Nunca nadie le dijo, ni yo tampoco, pero el comprendió lo que sucedía. En mi inútil intento de pedirle perdón por el daño, por tratar de explicarle la confusión alborotada de mi cabeza (que ni yo podía entender) y por defender mi falta de sinceridad el hizo callar mi voz diciendo:
-"Estás enamorada de él... y contra eso no puedo competir".
No tuvo la culpa él de tener ese parecido físico con el primo Rojas, aquél que sólo unos días atrás me había desangrado el corazón, el que me dijo que me amaba con el alma y luego desapareció porque le fallé… (Maldita manía esta de desconfiar y reclamar más de la cuenta). No olvido el último mensaje de texto, esa noche en Spoon, mientras él me miraba fijamente y sus manos sudaban, nunca pude arrancarme la costumbre de revisar el celular para amargar los mejores momentos de mi vida – o los de los demás: Aunque nuestras vidas tengan rumbos diferentes te diré algo que será para siempre, Te quiero!. Guardé ese mensaje por mucho tiempo y el lo sabía… el vio ése y todos los demás.
El siempre supo que me pasaba las horas buscando en los rincones de este mundo, un cuerpo, una voz, un aliento, un abrazo, un calor, unos labios, una piel, y que lo que buscaba no lo encontraría en él!!. Se enteró del parecido con mi pasado y que aún así me entregué, comparando, imaginando, deseando, soñando, pero nunca amando. Creo que en algún momento le llegué a querer, aunque nunca supe en qué medida, ni tampoco puedo asegurar si fue solamente un cariño por todas las horas que estuvimos juntos, las experiencias que compartimos y aprendimos juntos, caminos que abrimos… Dios mío, fueron dos años!
Supongo que no fue mucho lo bueno que di por el, porque siempre hice lo que me dio la gana. Muchas veces le fui infiel, muchas veces le mentí, muchas veces le oculté y aunque el nunca me perdonara, siempre se quedó aquí entre mis brazos, pidiéndome que cambiara, rogándome que le amara. Yo le dejé quedarse. Error? Por supuesto!! Le robé su tiempo por mi puto miedo a la soledad, por no querer buscar más la sombra de aquel hombre, (que un año después pecó con su prima); por querer salir de este cuarto frío cada vez más lleno de humedad… Vaya suerte la mía!
Hace un año le dije que le amaba, que no podía vivir sin el… tal vez fue mi orgullo herido, por mi capricho, porque no quería que se fuera con aquella que había sido mi compañera y que por el ahora era mi enemiga. Cambié por el, lloré, sufrí, pero dentro mío siempre supe que el no era para mi, ni yo para el. Por qué no lo dejé irse cuando me lo pidió??
Por largo tiempo sangró mi corazón, por mi, por el, porque no podía más guardar esta mentira, porque ya estaban nuestros planes de vida en camino: primero la U, luego vemos la casa, el carro, la guardería para los niños… Pensaba dejarlo así, sin pensar. En todo este tiempo, no abrí mis puertas a las nuevas oportunidades, a los nuevos sentimientos, no escuché otras voces ni dejé tocar mi corazón por otras manos… Ni tampoco dejé que el lo hiciera. Es que si no hubiera sido tan cobarde, mi corazón no hubiera sufrido tanto ni le hubiera hecho tanto daño.
Hace poco un ángel se apareció en mi vida, y así pude darme cuenta de mi error y más que darme cuenta, fue aceptar la realidad. No lo amaba, y lo poco que sentía se había muerto poco a poco por su comportamiento en los últimos meses: todo lo demás era más importante y yo quedaba en lo más bajo de su lista de cosas por hacer. Es que el nunca supo que yo creìa que mi compañía era por compromiso, porque nunca supe cómo decirle que ya no quería estar con el, que no aprendí a amarlo de verdad, que nunca me hizo sentir mariposas en el vientre ni me hizo ver estrellas. Y cuando apareció aquél ángel que me hizo sentir todas esas cosas (aunque fueron efímeras) no las pude esconder, pues se notaban en el brillo de mis ojos y en el temblor de mis manos con sólo escuchar ese nombre.
Nunca nadie le dijo, ni yo tampoco, pero el comprendió lo que sucedía. En mi inútil intento de pedirle perdón por el daño, por tratar de explicarle la confusión alborotada de mi cabeza (que ni yo podía entender) y por defender mi falta de sinceridad el hizo callar mi voz diciendo:
-"Estás enamorada de él... y contra eso no puedo competir".
Como explicarle que ahora era el, mi única razón de vivir y que a pesar de todo no imaginaba ya mi vida sin el, pues ya corría su nombre por mis venas y no había nadie mas en mis sueños... Lo perdí y no había vuelta atrás.
2 comentarios:
Nunca es tarde para evitar un dolor más fuerte que el anterior...sigue la voz de tu corazón y hazle saber como te sientes a ese hombre....no te refugies en lo que crees que es lo mejor para alguien, cuando sabes que en tu corazón hay duda y miedo.
Date tu tiempo para sentirte, para encontrarte y saber que es lo que quieres, espera en Dios y EL hará la obra maravillosa, no te desesperes, porque Dios hasta de los más pequeños detalles tiene cuidado....
Wow... demasiado sincero tu post.
Si, a veces por temor a la soledad, nos quedamos en un lugar que sabemos que no es nuestro. Dimelo a mi... tarde 14 años de mi vida aceptando esta verdad.
Un abrazo
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